Los efectos beneficiosos de la luz del sol se conocen desde la antigüedad. La fototerapia ultravioleta (UV) se basa en el uso de este tipo de luz, exponiéndose al sol de forma natural (helioterapia) o mediante lámparas de emisión artificial de luz ultravioleta A (UVA) o luz ultravioleta B (UVB). Dicha exposición genera en la piel efectos fotoquímicos que resultan terapéuticos para múltiples enfermedades como psoriasis, vitíligo y dermatitis atópica entre otras.